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Déjanos adivinar: estás a la última en finanzas.

Dominas conceptos financieros supertécnicos que nadie entiende fuera de tu trabajo y eres capaz de hacer un balance con los ojos cerrados.

Pero en los tiempos que corren, la verdad, hasta para ti es difícil estar al tanto de todo.

Y cuando consigues ponerte al día en un tema ya han aparecido tres nuevos términos que no te habían hecho ninguna falta hasta ahora.

Hasta ahora.

Pues bien, hoy te traemos uno de esos conceptos que probablemente conoces aunque no tengas demasiado claro su origen: el fintech.

El término fintech es la combinación de «finance» y «technology» y no es otra cosa que la adaptación de las finanzas a la tecnología.

Y eso es justamente lo que hacen las fintech: utilizar las nuevas tecnologías para ofrecer servicios y productos financieros.

Pero, ¿cuándo aparecieron y cómo han llegado hasta aquí?

Sigue leyendo y te lo explicamos, aunque seguramente hayas presenciado en riguroso directo alguno de los momentos estelares de la historia del fintech.

Luego nos cuentas. 😉

El fintech: desde los inicios hasta hoy

Las cosas han cambiado bastante en los últimos años, cierto, pero lo del fintech viene de lejos y esos cambios empezaron mucho antes de que pudieras comprar bitcoins desde tu móvil.

Ni de que tuvieras móvil.

Ni de que existiera Internet.

Así que tenemos muuucho que contarte.

Venga, al lío.

1961: primeras aplicaciones de la tecnología a las finanzas

Cuando decimos tecnología nos referimos a la electrónica, que es algo que nos suena muy moderno pero que, como verás enseguida, lleva ya unos añitos entre nosotros.

La primera calculadora electrónica

Lo de llevar la calculadora en el móvil hoy nos parece de lo más normal, pero lo cierto es que para mover las primeras calculadoras había que estar fuerte.

Incluso las electrónicas.

La primera calculadora electrónica, la Sumlock Comptometer de Bell Punch, más conocida como ANITA —qué apodo más majo para ese nombre, ¿eh?—, apareció en 1961, pesaba casi 15 kilos y, no hará falta decirlo, era de sobremesa.

ANITA eran las siglas de A New Inspiration To Arithmetics/ Accounting (una nueva inspiración para la aritmética/ contabilidad).

¿Sería una señal?

Una idea olvidada —de momento— en un cajón: la hoja de cálculo electrónica

En el mismo año en que apareció la ANITA, Richard Matessich, un economista y profesor de la Universidad de Columbia Británica, mencionó por primera vez en un artículo la idea de la hoja de cálculo electrónica.

Matessich vio claramente que su idea podría facilitar mucho la vida a contables y economistas y llegó a escribir dos libros sobre ella, pero los expertos en computación no le hicieron caso, así que allí quedó la cosa.

1972: el primer software de contabilidad financiera

Once años después de la ANITA, tres antiguos ingenieros de IBM fundaron SAP en Alemania.

Su idea era crear un software que integrara todos los procesos de un negocio y permitiera el acceso a la información en tiempo real.

Nada mal para la época, ¿no?

Pues lo consiguieron. Solo un año después de la creación de la empresa, SAP lanzó el RF, el programa de contabilidad financiera que sentaría las bases del SAP R/1, precursor del SAP S/4 HANA, el ERP que utilizan ahora más de 1300 empresas. 

Y algo harían bien, porque en 1974 tenían ya 40 flamantes clientes sacando el máximo partido a la tecnología financiera más top del momento.

1978: ahora sí, las hojas de cálculo llegan para quedarse

No sabemos qué diría Richard Matessich cuando, a finales de los setenta, las hojas de cálculo aparecieron en el mercado y revolucionaron el mundo de la ofimática.

En cualquier caso, quedó claro que su idea había sido injustamente descartada.

1978 — VisiCalc, la hoja de cálculo electrónica

Momentazo en la historia de la contabilidad: se lanza el primer software de hoja de cálculo.

Dan Bricklin y Bob Fankston desarrollaron VisiCalc, que comercializaron con Apple II.

VisiCalc solo tenía 20 filas y 5 columnas pero, aun así, supuso tal revolución que vendió 700.000 copias en seis años y se convirtió en el motor de venta de Apple II.

Es decir: las empresas compraban el ordenador solo para poder usar VisiCalc.

Además de facilitar los cálculos financieros con funciones como valor actual y futuro o tiempo, tenía la ventaja de que podía recalcular una operación cada vez que se cambiaba el valor de una celda.

Algo que facilitó mucho el trabajo contable.

Pero, aunque el negocio con Apple iba bien, adaptar VisiCalc a los IBM PC les estaba llevando demasiado tiempo, y eso les impidió crecer tanto como habrían podido hacerlo.

1983 — Llega Lotus 1-2-3, la primera hoja de cálculo para IBM PC

Bricklin y Frankston se habían dormido en los laureles y, además, no habían podido patentar su sistema.

Y ¿qué pasó?

Que su amigo Mitch Kapor no se lo pensó dos veces y fundó Lotus Development Corporation, la empresa que desarrolló Lotus 1-2-3, una hoja de cálculo para IBM PC.

Una hoja que incorporó nuevas funciones, como la creación de gráficos integrados o la realización de operaciones sencillas de bases de datos utilizando las tablas, entre otras cosas.

Resumiendo: facilitó tanto la tarea a las empresas que tardó cuatro días en desbancar a VisiCalc y convertirse en la hoja de cálculo por excelencia.

Durante un tiempo.

Luego le pasó algo muy parecido a lo que le sucedió a VisiCalc: llegó alguien dispuesto a cambiarlo todo y Lotus no supo adaptarse al cambio.

Ese «alguien» se llamaba Bill Gates —¿te suena?—, y el cambio fue, como podrás imaginar, Windows.

Lotus se resistió a abandonar el sistema MS-DOS y cuando se dio cuenta de su error ya solo le quedaba agonizar durante diez largos años hasta perder definitivamente la batalla contra Excel.

1985 — Excel, LA hoja de cálculo

¿Sabías que la primera versión de Excel no estaba diseñada para Windows sino para Macintosh?

Pues sí.

En 1985 Excel empezó a utilizarse en su versión para Mac y, en 1987, se lanzó también para Windows. Ocho años más tarde, Lotus 1-2-3 pasó a la historia y Excel ocupó el lugar en el que se mantiene ahora.

¿Qué tenía Excel de especial con respecto a Lotus?

Además de la posibilidad de personalizar la apariencia de las tablas con diferentes opciones de formato, tenía otra característica muy interesante.

El recálculo automático del valor de una celda cada vez que cambiaba el contenido de otra de la que dependía.

Un locurón nunca visto hasta entonces 🤯

Si trabajas con números no hace falta que te digamos hasta qué punto te facilita esto la vida.

1985 — La aplicación masiva del software de contabilidad

En 1985 hacía ya trece años de la aparición del primer software contable; ¿por qué tardó tanto en extenderse el uso de este tipo de programas?

Pues porque hasta entonces un software no era algo que compraras en una tienda e instalaras tal cual en tu ordenador.

Se hacían a medida y eran tan caros que estaban fuera del alcance de muchas empresas —por no decir que su uso no era especialmente intuitivo—.

Pues bien: con el nacimiento de Contaplus, de Sage SP, esto cambió.

Porque Contaplus sí que era un programa de instalar y ya está. Ni a medida, ni caro ni difícil de utilizar.

Un programa potentísimo que te permitía llevar la contabilidad de tu empresa de manera sencilla y con una relación calidad-precio más que aceptable.

Esto coincidió, además, con la reforma del Plan General Contable de 1990, así que... ¡boom! 75.000 copias vendidas.

Y así fue como muchas empresas comenzaron a informatizar su gestión en España.

Internet y las finanzas

A principios de los noventa, aparece en escena un «invento» que nos ha cambiado la vida a todos: sí, estamos hablando de Internet.

1991 — Internet se abre al mundo

¿Se abre? ¿Es que antes estuvo cerrado?

Pues sí: la idea de la que surgió Internet nació en 1983 para una red de uso interno del Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

Hasta que, en 1991, Internet fue una realidad abierta al mundo entero: la era digital comenzaba oficialmente.

De 100 webs en 1993 se pasó a más de 200.000 en 1997; un crecimiento que ya hacía presagiar un cambio de los gordos para la humanidad.

1998 — Nace Confinity: los primeros pagos online

Puede que con este nombre no acabes de ubicarte, pero si te decimos «Paypal» seguro que ya sabes de qué va el asunto.

Confinity era el nombre original de la compañía, antes de que se fusionara en el año 2000 con X.com, la empresa de banca online de Elon Musk, el hoy en día hombre más rico del planeta.

Así nació Paypal, la adaptación natural de los pagos al mundo virtual que empezó a sustituir a los cheques y giros postales, sobre todo entre sitios de subastas y comercios online.

Desde entonces no ha dejado de crecer y sigue manteniéndose como la principal fintech dedicada a los pagos online, solo superada en 2017 por Alibaba Group como plataforma de pago móvil.

2000 — Banca móvil de Bankia, la primera de España

Internet empezó, poco a poco, a dejar de ser algo de sobremesa y comenzamos a llevarlo a todas partes en el bolsillo.

Según una encuesta de ING Direct, a día de hoy, el 51 % de los españoles utiliza el móvil para hacer gestiones bancarias.

En el 2000 todavía no era lo habitual pero, aun así, Bankia lanzó el primer servicio de banca móvil de España. Y enseguida le siguió CaixaBank.

2009 — El bitcoin: nacen las criptomonedas

Con los pagos online ya había cambiado bastante la manera de entender las transacciones económicas.

Pero en 2009 se rompió la única constante en la economía desde el final del trueque: la moneda física. De curso legal y respaldada siempre por un Estado.

El 3 de enero de 2009 se emite el primer bitcoin. Una moneda totalmente virtual basada en la tecnología blockchain de cifrado de datos.

Algo tan abstracto que aún no es fácil de entender para muchos.

Ethereum, tether, BNB, cardano... Estas son solo cuatro de las más de 10.000 criptomonedas que se han creado en los últimos trece años.

Igual que pasó con Internet, parece que han llegado para quedarse, a pesar del golpe que se han dado muy recientemente.

2016 — Bizum: la revolución de los pagos inmediatos

El fin del «ya haremos cuentas» y del «no tengo suelto».

En 2016, la mayoría de las entidades bancarias españolas se pusieron de acuerdo para crear Bizum.

Una plataforma de pagos móviles en tiempo real que no necesitaba más que el número de teléfono del destinatario para hacer una transacción.

Maravilla.

Una solución tan práctica que no tardó nada en popularizarse y, en solo seis años, ya cuenta con 19,6 millones de usuarios.

Casi la mitad de la población española.

Ahí es nada.

El fintech hoy: así están las cosas

Como ves, el camino del fintech arrancó hace mucho tiempo y las cosas han cambiado una barbaridad.

Lo que empezó siendo una calculadora de 15 kilos para agilizar las cuentas ha evolucionado tanto y en tantas direcciones que no está de más hacerse un mapa para no perderse.

Estos son los sectores dentro del fintech a día de hoy.

Los neobancos

Con la llegada de la banca online, la presencial va perdiendo importancia y los bancos tradicionales están cerrando muchas de sus oficinas.

Los bancos digitales son nuevas entidades bancarias que aprovechan la tecnología financiera para ofrecer sus servicios de forma online, sin atención presencial, como N26 o BNext, por ejemplo.

Y claro, con la proliferación de neobancos, también llega la especialización, como Lili: un banco para pymes y autónomos nacido en Israel y que por el momento opera en Estados Unidos.

La identificación online de clientes

Seguro que seguiremos usando por mucho tiempo las contraseñas de toda la vida, pero ya hay todo un sector del fintech dedicado a la identificación de usuarios a través de técnicas como la biometría o el reconocimiento de la huella dactilar.

FacePhi, por ejemplo, es una fintech dedicada a la identificación biométrica para clientes de multitud de sectores, mientras que Alice Biometrics se ha especializado en la aplicación de este sistema al alta de huéspedes en remoto y el acceso a las instalaciones en el sector hotelero.

Los criptoactivos

No todo son bitcoins y criptomonedas en el mundo crypto. El blockchain es un sistema extremadamente seguro para las operaciones financieras y se aplica a muchos tipos de proyectos dentro del sector. 

Coinbase o Binance son dos buenos ejemplos de fintech especializadas en la compra y la venta de criptomonedas, pero también hay otros como Arex, dedicado a las transacciones inmobiliarias o BlockTac, que utiliza la tecnología blockchain para la verificación de certificados digitales.

El asesoramiento y la gestión patrimonial

Estas fintech aprovechan la tecnología para facilitar las inversiones al usuario. Las hay de dos tipos:

Por un lado, los gestores automatizados de finanzas, como Robo Advisors o Quant Advisors, que sustituyen o complementan al asesor patrimonial de toda la vida a través del uso de algoritmos 

Y por otro, las plataformas de social trading, que ponen en contacto a traders profesionales e inversores para intercambiar información y llevar a cabo nuevas inversiones, como Big Bang Trading o Senseitrade

La financiación alternativa

Hay vida más allá del préstamo bancario para conseguir financiación.

Una de las opciones son las plataformas de préstamos online, que conceden pequeños préstamos de manera rápida a empresas y particulares. Funding Circle o Loanbook Capital son dos ejemplos de este tipo de fintech

La otra es el crowdfunding, que pone en contacto a personas o empresas que necesitan financiación con inversores particulares que pueden proporcionársela. 

ECrowd!, por ejemplo, es una plataforma especializada en la financiación de proyectos que generen un impacto social y medioambiental positivo.

Y para ejemplo de nicho, la fintech Ritmo, que ofrece financiación flexible de hasta 3 millones de euros para ecommerce que quieren invertir en inventario y campañas de marketing online. Y lo consiguen en 24 horas: ¡con salero y con ritmo! 🎵

Las finanzas personales y profesionales

Desde la consulta de los movimientos de su cuenta hasta la comparativa de productos financieros, las fintech como Wallo o HelpMyCash, ayudan a particulares y empresas a gestionar su dinero y a sacar el mayor provecho de él.

A medio camino entre lo personal y lo profesional nos encontramos con las fintech especializadas en el segmento freelance, como Willa, que ayuda a los autónomos a solicitar el pago de facturas o Declarando, que les permite ahorrar dinero y gestionar impuestos en un pispás.  

Y hablando de impuestos… Cerramos esta categoría de finanzas personales y profesionales con las soluciones que han nacido específicamente para aliviar la carga de la famosa —o mejor dicho infame— declaración de la renta, como la alemana Wundertax o la española TaxDown.

Los servicios de pago

La tecnología al servicio del usuario, en este caso, para pagar. Las proveedoras de servicios de pago facilitan las transacciones a través de aplicaciones móviles, tecnología contactless, etc.

PayXpert, PayPal o AliPay serían tres de las muchas fintech dedicadas a los servicios de pago.

¿Bye bye notas de gastos?

Ya ves que dentro del fintech hay empresas y aplicaciones para todos los gustos; al final, todo va de hacer la vida más fácil a la gente.

Por eso creamos Pleo, una solución para ponértelo fácil con la gestión de gastos en tu empresa.

Para ayudarte a eliminar de golpe la pesadez de las notas de gastos y las montañas de tickets en las mesas de contabilidad.

Parece mentira lo difícil que resulta a veces cambiar un procedimiento engorroso solo porque «siempre se ha hecho así».

Cuando, en realidad, es tan fácil como pagar con tu tarjeta Pleo y hacer una foto al ticket con la app.

Y chimpún.

Súbete a Pleo y simplifica  la gestión de gastos en tu empresa. De una vez y para siempre ✌️

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